El Banquete Infernal

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El Banquete Infernal

La Sala posee grandes lujos, las mejores vajillas y cubiertos, una gran mesa de ébano, las sillas personalizadas con su nombre, acolchadas para la mayor comodidad de todos los comensales.

Los invitados e invitadas mientras esperan, hablan del menú. Quieren carne, pero no de los supermercados, lleva mucha química y la carne de caza ya no es la que era antiguamente. Hasta los animales salvajes desaparecieron y ahora todos ya son alimentados con piensos y llevan químicos.

— Lo mejor, es la carne humana, pero hay que ver antes su expediente sanitario, los tiempos han cambiado mucho, antes te podías fiar pero ahora casi todos mueren de enfermedades raras —comenta un invitado.

(Tienen sangre, no del grupo cero, pero les ha dicho un Súcubo que es la sangre de “Una Inmortal que perdió su don por un Pacto de Sangre incumplido”) ¡Buen festín!

La espectacular e inmensa mesa de ébano está tallada con símbolos mágicos. Los maleducados invitados exigen platos más grandes y más cantidad de carne en ellos.

— Miren ustedes, la “Inmortal” era robusta, pero son muchos a comer…

— Hay que buscar más especímenes —dice un invitado.

El metre, viendo que las porciones son más pequeñas de lo que esperaba idea un ardid para sacar provecho de la situación:

— La carne de la Inmortal se subastará, les informo que aquí en el infierno, el dinero no vale —dijo el metre.

— ¡Yo tengo conjuros! —gritó un invitado

— ¡Y yo! —gritó otro.

 

Todos tenían sus propios conjuros.

— Les voy a facilitar pariros y algo para escribir. Elijan la parte de carne que desean y su planteen su conjuro. El mejor postor elegirá primero, y así sucesivamente.

En la cocina del Banquete Infernal están muy estresados. Todo son prisas, gritos, corren de un lado a otro completando las comandas pero hay un problema…

— Apenas queda carne, dilos que si quieren comer otras cosas o podemos crear espejismos, comentó el Cocinero Jefe.

— Mira, como te pillen con los espejismos, te van a despedir y los despidos aquí son muy chungos, esto es el infierno, —le contestó el Metre.

— Igual me despido yo, volvió a increpar.

— Pues si tú te vas, yo también me voy.

— Mira en la bolsa de empleo infernal, lo mismo podemos irnos a otro lado.

— Decimos que el despido es por mejora laboral, será lo mejor.

— Si, será lo mejor.

En la sala del comedor, los invitados alborotados discuten…

— ¡Voy a poner una queja!

— ¡Y yo…!

— ¡Y yo…!

Y así, uno a uno todos los invitados e invitadas.

— Tenemos un problema logístico, tengan ustedes paciencia. Estamos intentando solucionarlo. Pueden interponer cuantas quejas crean oportunas, les pedimos perdón de antemano —explica atemorizado el metre.

— ¡Habrase visto tal desfachatez!, Pues vaya restaurante de lujo. Yo tengo mucha hambre, como no me den de comer, igual me como a alguno de ustedes…

El metre no cerró del todo la puerta de comedor y escuchó al último invitado y dirigiéndose a prisa a la cocina, llama al cocinero jefe en privado.

— Hay que irse, ¡ya!

— Hablé, por la vía 2, con el centro de empleo y no existen mejores condiciones.

— Pues nos ponemos enfermos, ya sabes lo que pasa con la carne humana.

— Van a atacar a los proveedores.

— Pues el más honrado, esto es el puto infierno.

— Por algo los dioses castigaron el consumo humano de carne, entran en pecado mortal, siempre quieren más… ¡Vámonos!

El espectáculo en el comedor supera los límites de lo dantesco. Los invitados e invitadas se devoran entre ellos. Su apetito es extremadamente voraz e incontrolable. Todo está lleno de sangre y cadáveres.

En la cocina, el metre se dirige a los empleados, junto con el cocinero jefe y les dice que se vayan, que hoy no van a cocinar más. Los invitados están en huelga de hambre, los productos son malos y quieren cerrar el local. El personal de cocina se mira estupefacto, se quitan los mandiles y abandonan el local por la puerta trasera.

En el local más lujoso del infierno solo quedan tres seres.

En el salón hay un invitado, inmóvil supura por todas sus aberturas. Por la boca, sangre con babas. Por el ano, diarrea líquida y pestilente. Bebió demasiada sangre, se orinó y se sigue orinando sin parar.

Por encima de local, en viaje astral, observa la Jefa del Gremio Sanitario de Locales Infernales. Olió algo dulzón y no la gustó…

En los Baños del personal laboral infernal hay un extra novato en pruebas que al día siguiente cobraría y firmaría el contrato temporal. Se está masturbando, es joven y muy promiscuo. Al salir, tras aliviarse, se da cuenta de que ya no hay nadie en la cocina…

— Hola, hola, ¿dónde estáis? Si esto es una broma, no me gusta. Es porque soy el nuevo, ¿no? —pregunta el joven extra.

En el comedor, el único invitado está suplicando a su majestad la Santa Muerte, diciendo que tiene un contrato personal e intransferible. La exige que lo cumpla, con desprecio y soberbia.

Su majestad, la Santa Muerte le explica que su contrato está disuelto porque había otros contratos similares entre los invitados y él no lo respetó. Así es el protocolo.

La Jefa del Gremio de Locales Infernales está desconsolada, menudo marrón. Ha divisado los documentos entre la sangre y los quiere. No entiende como el extra tiró el semen por el sumidero. Si hay un sitio protocolario para eso y damos una compensación económica por el semen (el contrato se firmaba mañana, el chico no lo sabía). Todo esto está pasando por incumplir el protocolo.

La Jefa del Gremio Sanitario de los Locales Infernales solicitó pocos requisitos en la bolsa de empleo: Activo sexualmente y con poderes telepáticos. Aparecieron muchos invitados de improviso…

La Jefa del Gremio se dirige al joven camarero extra y le indica, por vía telepática, una serie de circunstancias y le promete una compensación con el dios “Baco”, si la ayuda.

— Voy a ser muy breve y concisa —le interpela— La competencia nos quiere hundir y eres el único que está en el local. Íbamos a abrir más franquicias en otras dimensiones y ahora no podrá ser. Necesito que recojas todos, todos y te repito “TODOS” los papeles que hay en el comedor, pero te advierto que la desleal competencia ha creado un “Espejismo” muy tétrico para acabar con nosotros. Lo que puedas ver ahí no es real, me explico…

— ¡Sí, “Baco” es mi dios preferido! —interrumpió el camarero.

— ¡Lo sé! —gritó la jefa— y hay algo más… Te estoy viendo desde arriba, no debes leer ningún documento. ¿Lo vas a hacer?

— Sí —contesta al momento el camarero.

— Bien, mañana cuando firmes el contrato, te incluiré horas extraordinarias aparte de lo prometido y será de firma indefinida —sentenció la jefa.

El camarero abrió la puerta del comedor y se quedó petrificado pensando…

— ¡Menudo espejismo! Cuando hable con Baco, le preguntaré por la competencia. Por fin voy a trabajar con el Gremio o con ellos… pero ¡Cómodamente… ja, ja, ja!

Recoge todos los documentos…

— ¡Qué realismo!, ¡Cuánto poder! —mascullaba— Creo que estos están arruinados, la justicia divina es muy lenta. ¡A ver cómo me lo monto!

La Jefa del Gremio le comunica telepáticamente que debe dejar los documentos dentro de una carpeta verde que se encuentra en el interior del local, rodeada de Bonsáis, justo en frente de la recepción, es una fuente interior.

El camarero intenta descubrir cómo es la jefa, quiere tener relaciones sexuales y no sabe con quién y vuelve a masturbarse. Está muy estresado por el espectáculo. Otra vez aliviado, se acerca a los Bonsáis, rodeados por seres diminutos verdes.

— ¡Tienen que ser Genios!, ¡es la más alta categoría! —divaga acercándose e inclinándose— ¡Qué bien huele!

— ¡Hijo de Puta, Cabrón… aléjate! —empezaron a gritar detrás de los Bonsáis— Si quieres oler nuestro árbol, danos oro ¡cabrón!, ¡queremos oro, hijo de puta!

Asustado, el camarero guarda los documentos en la carpeta verde, la fuente es un portal cósmico pero él no lo sabe. De repente, otra carpeta de color azul que está encima de una mesilla empieza a moverse…

Mientras tanto, La Jefa del Gremio Sanitario de Locales Infernales, coge los documentos, todavía ensangrentados y pasando su mano lentamente por encima de todos y cada uno exclama…

— Pero… ¿y esto? —confusa, frunce el ceño— Ahora entiendo la escabechina que se ha formado. Todos los contratos tenían trampa, aquellos y aquellas que los firmaron querían engañar a los dioses. No sé qué hacer, ¿a quién informo? Yo soy de la más alta clase —pensaba— Me voy un rato a oler los Bonsáis para pensar, me llevaré el puto anillo de pedida, ya hace mucho tiempo del divorcio y como esto es muy serio me llevaré también el de la maldita boda y lo daré como pago. Fue caro pero me traen muy malos recuerdos… ¡Me engañó!

La Jefa del Gremio se introdujo en el armario y desapareció de la habitación, volviendo a aparecer en otro situado frente a la fuente interior. Dirigiéndose a los Bonsáis, deja con mucho cuidado los anillos frente a un pequeño cerezo en flor. Los pequeños seres que viven en los Bonsáis, son Elfos conjurados con el Infierno y actúan como un oráculo. Tienen información sobre el pasado, el presente y el futuro, así como de otros mundos.

— ¿Qué quieres, demonio? —preguntan los seres acercándose a los anillos y mordiéndolos— ¡Esto es oro del bueno!, ¿qué quieres de nosotros?

— Solo información, os explico… Este local no solo era el más extremadamente lujoso, sino que además está completamente conjurado y no debía pasar lo que aquí ha ocurrido. Necesito saber quién ha hecho esto, si hay alguna forma de evitarlo. Si se hace viajando en el tiempo, ¿no sucederán cosas peores?

— Tu oro es bueno, bueno, bueno, muy bueno, por lo que te lo vamos a decir —contestan los seres— Los culpables han sido los invitados e invitadas. Si lo intentas evitar, será peor. Ha sido un castigo divino.

— Necesito información sobre ese castigo divino y que me digáis lo que debo hacer —dice la Jefa.

— ¡Por eso ha traído dos anillos! —hablan los seres entre ellos— Su oro es bueno, pero el de los dioses no tiene comparación. Los castigos de los dioses son secretos. No podemos decirle lo que debe hacer. Que se lleve el segundo anillo, lo queremos pero no podemos aceptarlo.

La Jefa del Gremio Sanitario de los Locales Infernales está más que desesperada. Atravesando el pasillo, se dirige a la última habitación y al abrir la puerta, la sala se transforma. El color blanco de las paredes se convierte en negro y aparece un pentagrama plateado con símbolos mágicos en el suelo… Se desnuda y cubre todo su cuerpo con ceniza.

— ¡Soy vuestra sierva y necesito vuestra ayuda! —exclama.

Recitando palabras extrañas, clava un cuchillo en su vientre y vierte la sangre en una copa de plata. Durante siete minutos interminables yace desnuda en posición sumisa y una vez pasado el tiempo, bebe de la copa.

— Bebed de mí, Señor de los Innumerables, siempre hago y haré lo que me pidan, yo les pido que me guarden con el Guerrero Número 13”.

Una vez terminado el ritual, la habitación se transforma de nuevo, se incorpora con la herida sanada. Se dirige al baño a quitarse la ceniza y mientras se está lavando, se oye una voz…

— ¿Me has llamado?, ¿estás desnuda para mí?, ¿qué quieres, copular?

— No, quiero que te quedes conmigo, ¿cómo te llamo?

— ¿Cómo quieres llamarme?

— Lucifer está bien, ¿Por qué me has llamado?

— Mira la carpeta azul de la mesilla de mi dormitorio, creo que lo entenderás —contesta la Jefa.

El Guerrero número 13, es un apuesto hombre de mediana edad, muy bien dotado en todos los aspectos. Se dirige a la mesilla y revisa los documentos pasando la mano por encima y una vez revisados se sienta en la cama en estado de shock al tiempo que la Jefa del Gremio se dirige a la habitación aún mojada.

— Han entrado en pecado mortal, ¿cuántos muertos? —pregunta Lucifer.

— No quiero ni saberlo —responde la Jefa— haz un viaje astral y lo verás.

Lucifer presencia todo el espectáculo con aspecto serio y resoplando se dirige a la fuente interior.

— ¿Queréis iros a casa? —pregunta a los seres.

— Sí, sí queremos, pero no podemos —responden todos juntos.

— Os libero de cualquier compromiso porque puedo hacerlo si queréis y llevaros los Bonsáis como pago a vuestros servicios.

Cuando Lucifer vuelve a su cuerpo, la Jefa del Gremio está practicándole una felación. Tiene su pene en la boca justo cuando llega su espíritu……

— ¿Cuánto tiempo aguantas? —le pregunta.

— ¿Cuánto tiempo quieres? —le responde con otra pregunta.

— Tengo polvo de ángel, si quieres podemos estar toda la noche.

— Yo soy un soldado y me someto a tu voluntad, dame ese polvo…

Durante el resto de la tarde y toda la noche estuvieron fornicando ininterrumpidamente todas las posturas sabidas, incluso alguna flotando como una pareja cósmica. Al amanecer paran…

— ¡Qué hambre tengo! —dice la Jefa.

— Yo también —siguió Lucifer.

— ¿Qué te gusta?

— Todo.

— Bien… Pediré de todo.

La jefa del gremio sanitario se dirige a la carpeta azul y escribe en un folio en blanco:

“Donde proceda, 3 menús de un poco de todo, súper extra, sin carne, solo sucedáneos”

Cargar a Jefa de Gremio Sanitario de los Locales Infernales, nº 2

C/ Infierno Principal

Código ∞

Se pincha con una aguja y pega una mínima parte de su sangre al final del folio y en menos de un minuto llaman a la puerta. Al abrir, no hay nadie, solo una caja roja. La recoge y llama a Lucifer.

— ¿Dónde quieres que comamos, dentro o fuera? —pregunta la Jefa.

— Dentro, por el Ki.

Devoran toda la comida con las manos y luego se lamen los restos mutuamente.

— Creo que ahora es mejor que descansemos —dice complacida la Jefa.

— Debo vigilar —dice Lucifer.

— No, voy a llamar a un ángel negro, quiero que estés descansado por si te necesito… ¡ya sabes!

— Conozco a alguien que nos puede ayudar, es un amigo —comenta Lucifer— voy a llamarle.

De repente, como un resplandor, aparece una sensual mujer con alas de murciélago, cabello corto, ojos profundos, vestida de negro y dice…

— Soy Aurora Boreal, ¿en qué puedo ayudaros?

— Necesitamos que vigiles para que podamos descansar, ¿tienes activado el protocolo sexual?

— No, pero si queréis sustituirme… —comenta Aurora riendo.

— Lo digo porque Lucifer dijo que eras “un Amigo” —corta la Jefa.

— Soy una sombra camaleónica, ¿No te gusta mi aspecto? —le pregunta.

— ¡Claro que sí!, eres muy guapa y atractiva pero creo que por ahora lo mejor es que solo vigiles. Vamos a dormir, ya hablaremos tú y yo más tarde…

Continúa en… «La Sala Suprema» […] 

Autora: "Lilith" - Adaptación de: 1331Ocho

Imágenes:

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