El Guardaespaldas
El demonio sicario Guardaespaldas está quemado, no puede beber porque es el encargado de conducir y está harto de tantos cadáveres que tira con el helicóptero al pantano.
Siempre tiene hambre, pero él no come carne humana, le entra gula y no quiere ponerse obeso. Le gusta el “Sexo Consentido”, asqueado de tanta droga y violación. Es un demonio triste…
La mujer, le practica felaciones, para que vigile a su marido y que no gaste tanto dinero. Están forrados, pero ella es una Huraña, al contrario de él… Cuando el Demonio Psicópata Sexual sale, despilfarra el dinero. Bebe y habla demasiado. Después, le toca a él limpiar los marrones y cargarse a los testigos.
No solo está amargado, también preocupado. Escuchó una conversación con una bióloga… algo de que iba a fabricar un arma biológica y desde entonces va guardando los datos y las claves bancarias, por si a su jefe le pasa algo. Ya tiene ciertas claves para anular tarjetas, por si supera una cifra indicada, según le indicó la “Mala Pérfida”.
Sus dependencias son sencillas. Pocos muebles, lo básico y todo insonorizado. Le gusta la música electrónica, muy alta. Una gran nevera que siempre tiene llena, sus jefes le roban comida, por no comprar víveres comen fuera casi siempre y eso le molesta mucho…
Tiene pocos días libres y una nómina muy justa. Piensa que el trabajo no le compensa. Hay mucha mierda. Pasa mucho tiempo en la sala de las cámaras, llena de pantallas por todos lados y desde ahí vigila a los plenipotenciarios que visitan la mansión. Le gusta fumar y masturbarse, hace tiempo que se cansó de violar, pero su jefe no. Es un sádico y nunca tiene suficiente y… con el arma biológica, todo se pondrá peor…
— Necesito unos días libres —le dice el guardaespaldas a su jefe— Estoy quemado, todo el día aquí encerrado y solo.
— Esta noche salimos, pago yo —le responde el jefe.
— ¡De eso nada! —interpela la Bruja Negra— El chico necesita algo de libertad. Esta noche te quedas en casa, así ahorras. Además… ¿Cuándo le vas a subir el sueldo?
— ¿Estás drogada? —pregunta el marido extrañado— ¿Qué le suba la nómina? Pero ¿si cobra más que un ministro!
— Trabaja mucho, conduce, cuida las víctimas, te las caza y se deshace de ellas —dice ella— Es demasiado para él.
— ¡Está bien mujer! —corta el marido para no seguir escuchando a su mujer— Vete unos días, toma dinero y pásalo bien…
[…] Continúa en… «La Bruja Negra» […]