Íncubos

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Íncubos

El nombre de este demonio, que significa “me acuesto sobre ti”, procede del latín “Incubare” (yacer).

Descripción:

Se trata de un demonio con forma masculina que ataca a las mujeres por la noche, en la cama, casi siempre mientras duermen. La apariencia del íncubo no es necesariamente atractiva, ya que no busca la seducción sino despertar en su víctima los instintos sexuales más bajos y primordiales. Dependiendo el país, el íncubo se representa unas veces como un enano barrigudo, otras como un señor alto, delgado y peludo, otras como un joven apuesto y bien vestido y otras incluso como un pájaro de fuego. En todos los casos, siempre está dotado de un miembro descomunal.

Nombres:

Atienden a nombres como Zabulón, Leviatán, Belaam o Alpiel Efelios entre otros…

Modus Operandi:

El íncubo se cuela en la mente femenina y siembra la lujuria, provocándole sueños húmedos, pensamientos de lubricidad desviada o exagerada, para pervertirla antes de atacar. Tras varias noches de precalentamiento, el íncubo se materializa y copula con la mujer en unos coitos tan salvajes y placenteros que la humana se derrite en mil orgasmos, a veces entrecortados por momentos de lucidez que deriva en auténtico horror. A la mañana siguiente, la mujer no recuerda casi nada, sólo que ha tenido un sueño húmedo, brutal y extraño y que, a juzgar por la cantidad de semen y sangre que hay en sus orificios, no ha sido una experiencia del todo irreal. Además, la víctima siente debilidad y abatimiento, ya que el íncubo ha empezado a extraer su energía erótica a través del coito.

Víctimas:

Los íncubos atacan a todo tipo de hembras, sin importarles su edad, apariencia física o estado civil: lo mismo les da que sea guapa o fea, alta o baja, viuda, soltera o casada, embarazada o infértil, enferma o sana, ninfómana o anorgásmica. El caso es que sea mujer y que tenga una mínima energía sexual para alimentarse de ella, robándosela noche tras noche, de manera que el demonio se va haciendo cada vez más fuerte mientras su víctima (que, enganchada al placer, es capaz de dejar a su pareja y todo para consagrarse al demonio) se debilita progresivamente, llegando en ocasiones a sufrir ataques al corazón o una muerte violenta ocasionada por el intenso placer sexual que su cuerpo, ya consumido, no soporta.

Consecuencias:

En caso de que la víctima se quede embarazada, puede dar a luz a bebés muertos o a retrasados mentales, pero también a abortos con apariencia medio humana-medio animal, criaturas deformes, perversas y con especial inclinación por el mal. Se dice que el mismísimo “Anticristo” podría ser engendrado por un demonio lúbrico, si bien hay teorías que sostienen que de estos polvos aberrantes pueden salir seres con increíbles poderes mágicos: no en vano, hay expertos que juran que el mago Merlín era hijo de un íncubo y una prostituta.

Fuentes:


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