Las Consecuencias
De vuelta de las dichosas “Vacaciones”, el Demonio es requerido por el Jefe Demoniacal para informar sobre todo lo sucedido en esos días… al entrar se da cuenta de que está muy enfadado porque cuando lo hace, le cambia totalmente la fisionomía corporal… Ya no es el “Adonis” que todo el mundo venera, sino que sale el demonio real que lleva dentro…
— ¿Me puedes explicar qué parte de “no armes líos” no entendiste? —pregunta el Jefe Demoniacal.
— Puedo explicarme, Jefe —contesta el demonio mirando al suelo.
— Pues empieza, porque tienes muy cabreado al Consejo —le recrimina— No puedo tapar más tonterías vuestras. La Mutante no está aquí para solucionar casos particulares.
— De eso quería hablarte, precisamente Jefe —dice el demonio— pero no sé por dónde empezar.
Tras una larga charla, el demonio le explica todo lo sucedido, bueno… no todo. Le comenta lo raro que le ha resultado el modo de trabajar de La Mutante, su reacción con el pedófilo al arrancarle la polla de un mordisco y su cambio de apariencia antes de hacerlo.
— Así no trabaja ella, suele ser más sutil.
Tras escucharle, le dice…
— Yo también noté algo raro la última vez que estuvo aquí, como si el lugar fuera nuevo para ella, con la cantidad de veces que ha venido, pero no le di ninguna importancia porque es un “Ser muy Extraño” y joder… ¡Qué bien la chupa, la jodía! —dice riendo— Pero eso no es lo que más me preocupa ahora. Lo que realmente me preocupa es que me estás ocultando algo, lo presiento.
— No, no je-je-fe, de ver-ver-dad —dice tartamudeando el grandullón.
— Mírame a los ojos —le ordena— ¡Dime la verdad!
Tras unos instantes de tensión, el Demonio explota…
— ¡Era una niña, Jefe! —grita.
— Y… ¿Qué? ¡Tan sólo era una humana más! ¡Son una plaga! ¡No son de los nuestros!
— Pero… ¡Era una niña!
— Puedo entender la venganza y el castigo a un “Despreciable Humano” Pero… Dime que no lo hiciste por compasión… ¡Vamos, dímelo! —grita enfurecido el Jefe Demoniacal.
— ¡Siiiii…! —grita desahogándose el demonio.
Otra vez una pausa silenciosa… pero esta vez más larga…
— Sabes cuál es el castigo por lo que has hecho. ¿No? —le pregunta.
— Si jefe, y lo asumo. —contesta él.
— Bien… ¡Que se cumpla la ley! —sentencia— A partir de ahora, no eres más que un mortal más y serás expulsado del clan.
— ¿Hice mal, señor? —pregunta humillado.
— Yo no he dicho eso, pero la ley, es la ley. Hay líneas que no se pueden cruzar. Nuestro trabajo en este maldito planeta prohíbe taxativamente la inter relación “afectiva” con los humanos y tú has sido débil y ahora hay que explicar muchas cosas, y eso no nos lo podemos permitir.
— Lo siento Jefe —dice arrodillado— pero no me arrepiento. Era una niña, aunque fuera un cachorro humano, y ese desgraciado tuvo su merecido.
— ¡Seguramente! —exclama él— pero la ley es la ley y tú has pasado la línea y nos has puesto en peligro.
El demonio es castigado a ser, a partir de entonces, un vulgar mortal. Su pecado, la compasión. Su pena, la expulsión del clan y la pérdida de su inmortalidad.
— ¡Que venga La Mutante! —grita a otro de sus esbirros— ¡Quiero hablar con ella!
— Señor —contesta— Tenemos un problema… No conseguimos contactar con ella. Tiene cerrado el tercer ojo.
— Pues… ¡Ir a buscarla!
Realmente, no es así, pero por error, la comunicación ha sido enviada al Mutante por geolocalización y no a la Chamana del otro mundo. Él, si cerró su tercer ojo y está… fuera de cobertura. Ahora irán a buscar al “Mutante” equivocado.
Al despertar y darse cuenta de lo pasado, lo activa y entonces es cuando se produce la paradoja… Empieza a sentir a la Chamana y la Chamana empieza a sentirle a él… es como un pensamiento por duplicado muy extraño que resuena en su cerebro como si tuviera otra mente dentro de la suya.
— ¿Quién eres? —pregunta— ¡Fuera de mi cabeza!
— ¡Noooo! —le contesta la voz— ¡Fuera tú de la mía! ¿Quién eres tú?
— Soy La Mutante —dice.
— No. ¡La Mutante soy yo! contesta con un grito.
Este era el temor que tenían los Seres Extraordinarios y ahora… todo puede descubrirse. La existencia de mundos paralelos es algo que no puede saberse, se generaría un caos inter planetario capaz de destruir la existencia, tal y como se conoce, pues todos los seres tienen “sus espejos” en otras dimensiones. Los diferentes mundos no son más que réplicas de réplicas que si convergen… generarían tal energía, que todo sería destruido. La vida desaparecería y los grandes seres de la galaxia se quedarían sin sus juguetes, sin su alimento principal, lo cual llevaría incluso a su desaparición.
¿Cómo algo tan pequeño puede destruir el universo? Esa es la pregunta principal que nadie sabe responder, pero así será… Al igual que al fusionarse dos pequeños átomos, generan una reacción en cadena, esa misma reacción será producida por los pensamientos de millones y millones de seres enloquecidos al descubrir que la gran mentira de su vida no es más que una plantación de energía para otros seres superiores…
No podrán asimilarlo y se autodestruirán.
[…] Continúa en… «El Principio del Fin» […]