Liberación de Almas

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Liberación de Almas

En el Umbral hay un gran bullicio, personas exigiendo y gritando.

— Gárgola… ¡no puedo más! —dice SMSM.

— ¡Qué agobio! —le secunda Gárgola— tanta gente, podrías liberar almas, quizá se vayan la mayoría de aquí.

— Tienes razón —replica SMSM.

“LIBERO A TODAS AQUELLAS ALMAS, SIEMPRE Y CUANDO QUIERAN SER LIBERADAS”

— ¿Por qué dices “Siempre y Cuando quieran ser liberadas”? —pregunta Gárgola.

— Porque hay mucho masoquismo, no solo en la tierra —contesta SMSM— sino aquí mismo y, además, la brujería ata a las almas, para su beneficio. Los humanos son lo peor y aparte se pueden liberar ellas solitas cuando quieran. ¿no crees?

— Pues… Tienes razón —dice Gárgola— Jamás lo hubiera maginado, es efectivo.

— No creas, no mucho. No se van al otro lado, al apego a la tierra es muy fuerte. La mayoría se quedan, pero aquí, solo han quedado tres espíritus, se esconden o van dando vueltas por el mundo para acabar una y otra vez aquí. Prepárate que se va a montar…

— ¿Qué pasa? —pregunta Gárgola.

— Sube “Alguien” plenipotenciario.

— ¿Quién? —vuelve a preguntar.

— “La Reina de Inglaterra” —dice SMSM llevándose las manos a la cara.

— Son unos insolentes —dice Gárgola— Luego empiezan a exigir los demás, por su culpa.

— Buenas —la recibe SMSM— ¿Qué desea usted, antes de partir?

— Yo era Reina y exijo el trato de “Realeza” —dice la Reina de Inglaterra con tono altivo.

— Aquí usted, —le contesta SMSM— tiene el mismo trato que el pordiosero, que murió de frío, detrás de usted.

— ¿Cómo? —pregunta indignada— ¡Qué osadía!

— Que “te he dicho” —dice SMSM con desaire— que aquí eres “una más”, ¿has leído el cartel de la entrada?

— Sí, y ¡deseo que se me trate con la dignidad de una reina! —exige la reina de Inglaterra.

— ¿Te gusta el poder? —pregunta SMSM— Hay una sala del “Poder…”

— Yo tenía poder en la tierra —dice sollozando.

— ¡Anda y date una vuelta por las salas! y si no te satisface ninguna, me lo dices. Yo te recomiendo la “Sala del Todo”.

— ¡Mira Santa, que sube un Papa! —grita Gárgola.

SMSM se queda con cara de asombro y sadismo…

— ¡Este es todo mío…! —exclama mientras no para de reírse.

— Yo me quedo aquí contigo —dice Gárgola expectante— Esto no me lo pierdo.

— Buenas, ¿Quién manda aquí y qué hay que hacer? —pregunta Benedicto.

— Yo —contesta SMSM— ¡Mira que servicial! Te informo, ¿Has leído el cartel de la entrada? —le pregunta.

— Estoy muy mayor y no veo —contesta Benedicto.

— Estás muerto —replica SMSM— y dice que ya sabemos lo que has hecho, solo queremos que seas feliz, lo perdonamos.

— ¿Todo? ¿saben ustedes todo? —pregunta Benedicto— ¡Esto es un escándalo! ¡Nadie creerá nada! ¡Todo lo que se dice en la “Santa Sede” es una infamia! —grita iracundo Benedicto.

— Mire abuelo… deje de gritar, que tengo bien el oído —dice SMSM— ¿Qué parte de “lo sabemos todo” no te cuadra? —le pregunta— ¿Por qué no te das un paseíto por el Umbral? Hay muchas salas de sexo y tranquilo… que lo que hicisteis… que lo perdonamos.

— Cuando era pequeño, sufrí mucho, Señora —se excusa Benedicto.

— Si, seguro que sí. Si quieres te pongo a confesión, aquí tienes toda la eternidad —dice SMSM entre risas.

Madre mía… que no se entere mi marido, El Señor de los Innumerables, que otro de sus sucesores ya está aquí… ¿Ya han pasado veinte siglos? ¡Parece que fue ayer…!

[…] Continúa en… «Salvando al Señor de los Innumerables» […] 

Autora: "Lilith" - Adaptación de: 1331Ocho

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