El Desgraciado Maldito
Cuando era pequeño, abusaron de él en todo momento. Paliza tras paliza y el culo rojo por ser el pequeño más tierno…
Cuando fue creciendo, al mismo tiempo fue creciendo su odio, rencor y el dolor que llevaba dentro. No le gustaban las mujeres, pero decidió taparlo y se frustro mucho más por dentro.
Siempre fue el preferido de su padre por ser el más pequeño y hacía lo que le pedía, por miedo más que por respeto. Ahora es adulto, gordo, feo, frustrado, drogadicto y alcohólico. No hay suficientes sustancias para olvidar aquello.
En ocasiones visita a su padre, porque no tiene dinero. Su padre se lo da… a cambio de sexo.
— Toma hijo, te convido —le dice el indeseable— Ya sabes lo que quiero a cambio y no llores, que me cabreo.
El día que consiga salir del armario, quizás se desahogue por completo.
El Alcohólico Maldito
Nació en una familia pobre y quiso, al crecer, hacerse rico. La única manera de hacerlo, era casarse con una mujer con dinero y eso hizo. Eligió una que hiciera reales sus deseos.
La mujer tenía discapacidad mental, pero no se notaba mucho. Se casó con ella y la llenó de hijos. A los niños les daba palizas día y noche tras llegar del campo. Tenían muchos terrenos, paraba en el bar, sediento, y se llenaba de vino y pinchos y claro… Así llegaba a su casa. Borracho y colérico.
Ahora, hace años que ha muerto. Una de sus hijas se suicidó, se tiró de un sexto piso. El resto son alcohólicos y drogadictos. Salvo uno que, en una ocasión, se reveló y le dio un tiro en la pierna, con una escopeta pajarera que tenían en casa. Fue más ruido que dolor, pero echó de la casa sin ningún tipo de remordimiento.
Aquel hijo al que echó de casa… es el único que vive mejor.
El Huerto
En el huerto del camello, paran muchos a nutrirse de drogas y de sexo. Él les hace la pelota cuando van a verle. Les da coca y les promete hembras. Guardias, abogados, jueces, viciosos y depravados, todos estás grabados.
Cada vez que hay fiesta, alguna pobre víctima drogada o raramente voluntaria, el camello siempre graba. Si alguien habla de las fiestas del huerto, acaba en el cementerio y eso precisamente es lo que le ocurrió al último vecino que se quejó.
El camello tiene un hijo y una hija. El chaval, educado como psicópata. Ha llegado a la edad en la que su padre se desvirgó violando. El mismo camino seguirá él. Le ha dado Ketamina y le ha dicho cómo usarla para violar la amiga que más le guste… Ahora ya no abusa de él, cuando viene hasta las cejas, viola a su hermana pequeña, que está más tierna.
Drogadicto, camello y violador pederasta, amigo del cuerpo del ejército y de muchos indeseables más que pasan por su huerto.
El Comandante en Puesto
Tiene un cargo importante en la Armada. Siempre está calmado y tranquilo. Es adicto a la heroína desde hace tiempo. No es persona, es un enfermo. Se pincha entre los dedos para que no se descubra su secreto y en invierno, en brazos y todo el cuerpo. ¡Cuánto vicio tiene el Comandante en Puesto! Pocos saben su secreto, los que le surten y pocos más… pero pronto cambiará de proveedores y de mejor calidad.
Todos en la comandancia le respetan, siempre tiene dinero, sabe cocinar e invita de vez en cuando. Se gestiona bien y por eso le admiran.
Le gustan los “Toros” y no tiene ningún escrúpulo, porque si lo tuviera… se curaría de lo suyo. No le gusta su vida, ni su trabajo, pero ya es demasiado tarde para cambiarlo.
Desde hace tiempo, se ve con una prostituta. No practican sexo, solo le habla de sus problemas y de su vicio y aprovecha para drogarse en el puticlub pagando.
Hace tiempo que está en tratamiento por depresiones y malos recuerdos, pero solo necesita heroína… Nada más que eso.
El Gato Lucifer
Siempre ha vivido con otros gatos, pero ahora es adulto y tiene uno de los testículos más grandes que he visto. Su anterior dueña, era médico de urgencias. Le dio un golpe con el coche en su primer celo y le puso epinefrina…
Es un gato resucitado, pero ¡Qué malo! Se respingonea el gato gris atigrado y gordo pidiendo comida hasta que se la das, y si no, va y se mea allí donde sabe que más te molesta.
Es un gato, como la mayoría de los gatos, instinto egoísta, salvaje e interesado y resucitado… Comiendo no tiene fin y después, se tira en su sitio cómodo y… a dormir.
El gato Lucifer, fue adoptado por alguien que necesitaba más cuidados que él, pero acertó. Es un gato con carisma y diría que incluso, a veces, casi extraterrestre.
Cualquiera que lo ve, allí tumbado siempre, piensa que es un bonachón. Pero nada más lejos de la realidad, posee un instinto asesino que roza el sadismo, sobre todo con los pajarillos que osan acercarse confiados.
Tiene esa gran velocidad felina y los atrapa por las alas, clavando sus uñas y desgarrando los pequeños músculos. Mira fijamente a los ojos de sus víctimas mientras separa lentamente sus zarpas hasta arrancar de cuajo las alas del cuerpo. Los pajarillos se retuercen de dolor y ahí los deja... hasta que de mueren, mirando su sufrimiento con una sonrisa propia del diablo... ¡Lucifer!
Los Vampiros
A simple vista, son personas normales, pero al pasar a su lado te toman toda la energía… También mueven objetos con la mente a través de portales cuánticos…
Normalmente, tienen mal carácter, como si tuvieran almorranas sangrantes. Gritan con frecuencia y siempre critican todo. Cuando están muy cabreados, secan las plantas más frágiles por donde pasan… La gente también nota dolor de cabeza. Roban objetos y papeles por la razón más antigua del mundo, dinero.
No suelen tener ningún escrúpulo.
Solo existe un “ente” que apenas, casi ni le afectan los usurpadores de energía. Es “La Mutante”. Ella los huele, los localiza y los deja secos de energía, a distancia… sorbiendo el aire y el Vampiro puede, incluso desfallecer. En todo caso, enferman y la Mutante se nutre de ellos.
La Ley de Protección de Datos encubre Asesinos
La Ley de Protección de Datos impide que se dé información de las personas desaparecidas, a no ser que se tenga el consentimiento de los familiares. Así no se encuentran nunca personas desaparecidas, o a pocas, sin publicidad. La ley es demasiado estricta al respecto. Quizás, habría que plantearse una excepción a la regla…
Mujeres tiradas en cunetas, como residuos. Otras, como si se las hubiera tragado la tierra, pero lo peor es que tu carne sea servida como pincho o ración. Hay gente que, después de violar y matar, también aprovecha la carne y más, si tienen un bar o una carnicería…
La encubridora bajó las escaleras y gritó:
— Fiambres y drogadas, ¡fuera!
Después se acercó. Estaba muerta, estrangulada. Le tocó el brazo…
— ¡Qué piel más suave! —exclamó— Pues hay poca carne en la tienda.
Los “morrales” de esta villa maldita comen como avantos… Bolsas dosificadas, “Erizo al amor”, las partes más tiernas. Las más duras “Lagarto” y diferentes órganos para la brujería. La sangre, para el constructor honrado, es su bebida preferida.
Un marido desolado, no sabe nada de su esposa. Sus hijos no lo entienden. Todos creen que los han abandonado y que se ha ido a vivir a otro sitio. Su canción en pareja era: “Un ramito de violetas”.
Cuánta pena, cuánto dolor. El marido sufre mucho y solo quiere saber dónde está, pero… ¡Nunca la encontrará!
El Abogado Vicioso
Le gusta el alcohol y la cocaína. Un día dio positivo en un control de alcoholemia y suerte tuvo que no le hicieron de tóxicos…
Los señores “Agentes Guardias” le ofrecieron un pacto, no le iban a multar (y era retirada del carnet por ser reincidente) pero les debería un favor que se cobrarían cuando ellos le necesitaran. ¡Vaya Panda de Intereses…! Y claro, llegó el día…
Lo que tuvo que hacer, no le gustaba, pero era lo que había. Eligió el objetivo equivocado, todo en sí era tufo y promesas de pasta, pero lo hizo. De repente, muchas personas del “Cuerpo” se hicieron amigos suyos. Está amargado, no tiene salida… Pero lo más impactante fue la sentencia sin presentarse a juicio. Algo inaudito.
Desde entonces, tiene regalos por todos los sitios, el vicio… En uno de esos “regalitos”, es posible que algún día le incluyan algo para quitárselo de en medio y por eso tiene miedo. Ya no le gusta su vida, pero no tiene salida y no puede controlarse. Si no bebe, le entra un tembleque y unos nervios que no puede coordinar. Necesita su vicio…
Hacer un trabajo que consiste en no hacer tu trabajo, cuando siempre has disfrutado de él y te hace sentirte bien y pasa esto…
Hace tiempo ya que su presencia a desmejorado bastante y está muy deprimido. Se está planteando dejar el turno de oficio… Pero no es fácil, le tienen cogido por los huevos y él lo sabe.